• Quiero escribir algo que no suene como yo. Pero voy a escribirlo de todos modos. Ya no me importa. Esta noche sólo quiero enfrentar la muerte. La depresión. Y el miedo. Para que mañana no digan que no fui yo esta que fui. Para que no quieran convencerme de que intenté ser alguien más. Acaso otra que se hubiera atrevido a enfrentar su destino. Pero fui esta que soy. Ahora. La misma que se esconde debajo de las sábanas con los párpados apretados, que cuenta hasta diez para morirse. La misma que oscila entre el amor y el olvido. La que más sabe de miedo que de pájaros. La que se ahoga un poco en el desgarro de cada beso. Una entre tantas otras que podría ser. Pero soy esta. La que lleva la memoria a cuestas como una carga de adoquines. La que llora cada vez que piensa en un hombre. La que cada vez que piensa en un hombre, llora. Y le espera sin esperanzas. Como sin querer esperarlo. Pero esperándolo. •
L.A
7 voces se mezclaron con mi voz:
Caminar con los bolsillos llenos de piedras siempre es duro. Tal vez me quedo con el verbo caminar, porque eso significa que no permanecemos donde caimos.
Un abrazo
Demasiado triste, Lola. Nadie debería de saber más de miedo que de pájaros, pero aún estás a tiempo de re-aprender.
Un beso.
Los antiheroes tienen efectos secundarios
GABIPROG:
Si, ahora que lo pienso yo también podría rescatar eso: a pesar de todo, intentar caminar, aunque la carga pese mucho. Cuesta, claro. Cuesta arriba.
ART:
Es así. Siempre estamos a tiempo. Ahora por lo menos me atrevo a mirar al cielo.
VALE:
Ni hace falta que lo digas! Pero son antihéroes deliciosos. Probá uno y después contame. Es más: debería recetártelos el médico para cuando estás muy sola y muy incierta. Los antihéroes te despiertan los sentidos.
Momentos duros y melancólicos, sin embargo la tristeza es hija de la sabiduría.
Un abrazo.
Publicar un comentario